Tragedia sufrida por Jesús Mª Estarrona Salazar el 24.11.2011

ATROPELLO

Incorporación en bicicleta desde un camino rural a una carretera local en Axpuru (Araba).

Total visibilidad. Paro en el STOP, dejo pasar a un vehículo por la derecha y como por la izquierda no viene nadie salgo y nada más iniciar la maniobra aparece un coche por la izquierda a 200 m. medidos. Me incorporo a mi carril 5/6m., donde, tras avanzar por él  15 m. con dirección a Gasteiz, fui atropellado de frente. Lesiones del coche: la matrícula, el parabrisas y al parecer según manifestó el conductor en el juicio posterior, un manotazo frontal en el techo. Repitió el gesto.

El coche, tras el impacto, tardó en parar desde ese punto 25 m. medidos. No cabe duda de que iba a gran velocidad en un tramo limitado a 50 Km/h. A esa velocidad se tarda en cubrir los 200 m. 14“, una eternidad (cruzar la carretera e incorporarme a mi carril 5/6”) Debían haberle sobrado 8”.

Iría a 80/90 Km/h. como casi todos los que transitan por ese lugar, dada la visibilidad y por tratarse de un tramo recto. El conductor de 80 años de edad, habitante de Narbaiza, un pueblo cercano, conoce de sobra la zona.

MIS LESIONES:

Los dos hombros sin posibilidad de recuperar los tendones (tomo los potes y la comida de cuchara sujetándome el brazo derecho con el izquierdo, me coloco la boina con mucha dificultad, carezco de fuerza, no puedo llevar pesos superior a 4/5 kg.). Las dos clavículas rotas por tres sitios cada una. Una escápula fraccionada y la otra fisurada, la apófisis de una vértebra rota, las costillas del lado izquierdo fraccionadas, así como las superiores del lado derecho, todas clavadas en los pulmones. Como consecuencia un neumotorax muy severo, con más de un litro de sangre derramado por el torax… Muy grave, seis días en la UCI, 23 días hospitalizado y sendas operaciones en los hombros  realizadas tres meses después por prudencia cardio-respiratoria. Muy grave, perdí 20 Kg., dependiente total durante 6 meses, al menos. 

TRAUMA

Ninguno en cuanto al accidente se refiere. Tengo que pensar que no fue intencionado. Simplemente cuestión de mala suerte. Un conductor de 80 años, con un sol radiante ese día, además muy bajo por tratarse del mes de noviembre, en mi opinión, cegado,  NO ME VIÓ. 

Mi verdadero trauma, que todavía perdura, se debe al ATESTADO DE LA ERTZAINTZA y al Juicio.

No hubo testigos y sin embargo no me preguntaron cómo fue el accidente. ¿Es eso legal? Se limitaron a llamarme por teléfono al hospital, 22 días más tarde, para comunicarme que me habían declarado culpable por saltarme un STOP y que pasaban el asunto al Juzgado, pero, si yo paré, no venía nadie, emprendí la marcha, me coloqué en mi carril y avancé unos metros hacia Gasteiz y de repente veo un coche que venía de frente por mi carril y desde ese instante no recuerdo nada, les contesté. RESPUESTA: ¡Ja, ja! De sobra sabemos nosotros que cuando las lesiones y los daños son muy grandes a todo el mundo se le llena la cabeza de millones” No me lo podía creer, ¡qué falta de imparcialidad! Llorando le contesté al ertzaina que esperaba oír la grabación de la conversación en el Juzgado. No se presentó esa grabación en el Juzgado.

Recibí el atestado, lo leí mil veces, era inverosímil, fantasioso, con una conclusión determinante, contradictoria con sus propias mediciones, marcas, rastros de la bicicleta, sangre, (me arrastró unos 15 m. desde el primer rastro de la bicicleta hasta la mancha de sangre en el borde la cuneta), la marca en el asfalto del frenazo de 9 metros más otros 16 m. por la cuneta, todas ellas en mi carril lo que demuestra una invasión de mi espacio por el contrario. Determina el atestado, por otro lado, que iba el coche a 49,3 km/h. para justificar, no cabe duda, que no había superado el coche la limitación de 50 km/h. Invito al lector a que ponga su vehículo a 50 km/h. en una zona con total visibilidad y compruebe si se puede repetir un caso con tan graves consecuencias como el mío.  Conclusión: una versión de parte, sin contrastar con la mía, la del verdaderamente perjudicado.  

JUICIO

Trato trivial, de trámite ante una sentencia de la Ertzaintza: Corporativismo institucional. Ya me lo advirtieron. Comenzó el juicio con mi relato. Detallé mi actuación y ofrecí mi versión de los hechos tal y como ocurrieron, relato totalmente coherente, basado en el informe, datos y mediciones de la Ertzaintza, refutando eso sí, la conclusión del atestado que no se correspondía con lo sucedido y por otro lado, contradictoria con las mediciones y datos de su atestado. En sus conclusiones aseveraban que yo no había respetado el STOP y que fui yo el que colisionó con el coche en su costado. Y en ese caso, ¿cómo se comprende lo de la matrícula delantera del coche doblada en su mitad, el capó con marcas de la bicicleta, el parabrisas astillado a costa de mis hombros y costillas y el manotazo de frente en el techo descrito por el conductor en su intervención posterior? Así se comprende que el ertzaina, redactor del atestado, no se presentara en el Juicio, a pesar de haber sido requerida su presencia.   

A continuación el conductor del coche comenzó su relato con una versión totalmente diferente a la que firmara en el atestado. Excepto yo, nadie se percató de ese perjurio. Tampoco mi abogado. Se pasó por alto el detalle, como si nada… No me dejaron hablar para defenderme. 

LA SENTENCIA: Culpable. 

RECURSO

Dos largos años de espera, soportando el trauma. Mientras tanto me llamó Rosa María Trinidad de STOP ACCIDENTES y  me recomendó que conectara con Javier Iñigo, un buen perito para defender el caso. Mi abogado consideraba el caso perdido, solo pretendía llegar a un acuerdo con la parte contraria, porque el recurso posible estaba fuera de plazo. No cabe, me decía. Le obligué a que presentara un recurso redactado por mí, por si acaso se lo leía el juez de turno. Resultado: la jueza se lo leyó. 

El buen peritaje de Javier Eguiluz y mis argumentos fueron tenidos en cuenta. Esto no está claro, ni siquiera el punto exacto donde se produjo la colisión, dijo. Mi abogado no le aclaró que el punto de la colisión figura en el atestado, dato por cierto a mi favor. Así que, sentenció   CONCURRENCIA DE CULPAS. 

RESARCIMIENTOS

Una indemnización mínima, que no llegó a cubrir las costas procesales, la bicicleta, el salario que perdió mi esposa y la remuneración de mi asistenta.

33% Grado de incapacidad reconocida. Solo tuvieron en cuenta mi columna vertebral y la pérdida de movilidad del tronco. Al parecer, se les olvidó calificar la incapacidad de mis brazos. Ahí lo dejé, cansado. 

Tanto el atropellador como su esposa y hermano que iban en el coche todavía no se han dignado llamarme ni visitarme. Seguramente, siguiendo instrucciones del abogado de su Seguro. No vaya a ser que metan la pata ante testigos… 

RECOMENDACIONES

En caso de accidente grave, recurrir a un abogado especializado en accidentes, a poder ser el mejor, no como yo que se lo encomendé a un principiante que se dispuso a AYUDARME, pero cosa diferente es A DEFENDERME.

Recurrir a STOP VIOLENCIA VIAL. Su coste es una pequeña cuota anual, pero conocen a personas especializadas que pueden ayudar en todos los aspectos. Esa es su finalidad y la vocación de su artífice en el País Vasco, Rosa Mª Trinidad sufridora de un accidente mucho más grave e impactante que el mío.

Aprovecho la ocasión para ofrecerle mi reconocimiento.

Jesús Estarrona Salazar

Vitoria-Gasteiz, 18 de noviembre de 2021

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